Me asombra que esa manera de ser tuya a mí me llena de alegría.
Job lamenta la caducidad de su vida; los días de su vida, vuelan y pasan desapercibidos.
Una vida gastada inútilmente, por decirlo así, no sirve para nada; se gasta inútilmente la vida cuando esta utilizada sólo por la satisfacción propia sin ponerla al servicio de los demás.
Qué bien un testimonio de vida entregada a favor del cuerpo de Cristo sufriente, que deambula junto a nosotros; Cristos que necesitan de nuestro apoyo y comprensión, Cristos que comparten a diario nuestro techo y nuestro pan y no nos enteramos nunca de sus vacíos y sus carencias; Cristos a quienes criticamos, maltratamos sea de palabra y de obra.
Estamos tan enceguecidos en adorar a un Cristo de madera, más no prestamos atención, a quien de verdad nos necesita.
Esa hermana, ese hermano que confía plenamente en el Señor y se confía a Él porque sabe que su Creador nunca lo va a desamparar, a pesar de su pecado, y se siente dichoso al poner su confianza en quien sabe lo ama por sobre toda su pobreza.
Reconoce que su Señor es capaz de sanarlo de todas las heridas y dolencias de las que a lo largo de su vida venía arrastrando; que es capaz de darle vida nueva y plena y hacer que su creatura renovada se ponga alegre y confiadamente al servicio desinteresado del Reino del Amor de Dios.
Así es nuestro Dios, tremendamente humano como divino.
“Es un Dios lleno de Ternura y de compasión, paciente, misericordioso y fiel” Jonás 4,2.
Hna. Enar Ruth Rodríguez Rodríguez CSJ