DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C 28 DE AGOSTO DE 2016
El que se humilla, será engrandecido (Lc. 14, 11)
Hoy reflexionamos sobre la humildad en las lecturas dominicales. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y así alcanzarás el favor de Dios Ecl. 3, 18. La humildad no consiste en negar las propias cualidades, sino en reconocer que son puro don de Dios. Cuando más grandezas humanas alcanzas, tanto más debemos acercarnos con humildad a Dios y reconocer que todo bien viene de Él. Es lo que enseña Jesús en el Evangelio Cuando te conviden, ve a sentarte en el último puesto, y es que para muchos cristianos la vida se reduce a una carrera por los primeros puestos; en el apostolado, la sociedad, y no es sino una búsqueda de vanidad y reconocimiento. Inclina, Señor, tu oído y escúchame Tú inclinas tu oído, si yo no me engrío. Te acercas al humillado y te apartas lejos del exaltado, a menos que no hayas exaltado tú al que se humilló. Oh, Dios, inclina hacia nosotros tu oído. Tú has mostrado tu amor con nosotros, pues aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros Inclina, Señor, tu oído y escúchame, porque soy pobre y desvalido. Necesito misericordia. San Agustín. In. Ps 85, 2 Hna. Pilar Reverte Almodóvar. HCdSJ