DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO MT.16, 21-27.
TODAS LLEVAMOS UNA CRUZ.
La cruz propia que cada una llevamos y que muchas veces no hemos descubierto, el evangelio de este domingo nos invita a abrazarla y en ella abrazar a Jesús para que terminen las tinieblas. Jesús nos dice el que quiera venir conmigo . Él nos invita a la negación de uno mismo, sí, negarnos a nosotras, es decir, encontrarnos con nuestra vida misma, la que cada una tiene y vive en su alma.
Todas las cosas externas pasan, pero lo que no pasa es la belleza de nuestra alma, cuando uno se niega a sí mismo es negarse a la prioridad del alma, pasiones, gustos, caprichos etc. Muchas veces cuesta perdonar, entonces descubrimos que le negamos la prioridad que tiene nuestra alma de vivir reconciliada, pero no olvidemos que con Cristo todo es posible, es posible recuperar la paz interior y desde ahí vivir en gratuidad.
Si quieres perder tu vida la ganarás, si quieres ganarla la perderás, juego de palabras de Jesús.Cuando el alma empieza a estar fuera del ruido, se queja, se ensancha todo lo que llamas cruz y sufrimiento, entonces sólo entonces encuentran su sentido auténtico, tu vida la descubres feliz porque la unes a la cruz de Cristo.
Hna. Marina Flores Guerra – HCdSJ