El Papa nos invita a invocar al Espíritu en este día de Pentecostés, recordándonos que «la unidad cristiana no es uniformidad sino unidad en la diferencia»
El Espíritu «no es una cosa abstracta», es una Persona que nos cambia la vida: como les sucedió a los apóstoles, todavía temerosos y encerrados en el Cenáculo, a pesar de haber visto a Jesús resucitado, y después de Pentecostés «impacientes por llegar a límites desconocidos» para anunciar el Evangelio, sin miedo a dar la vida.
«El Espíritu hace que los discípulos sean un pueblo nuevo», porque «crea un corazón nuevo». “A cada uno da un don y a todos reúne en unidad. En otras palabras, el mismo Espíritu crea la diversidad y la unidad», » la unidad verdadera, aquella según Dios, que no es uniformidad, sino unidad en la diferencia».